Vaya por delante que no soy una persona que se le de bien escribir, nunca lo he hecho más allá de algunos textos en un blog o revista expresando algún sentimiento. Pero hoy el cuerpo me pide expresar, de manera torpe y sencilla, lo que en mi cabeza lleva dando vueltas desde anoche. La noche que precede al día, el Día. Hoy es Viernes de Dolores y no quiero ni pensar el dolor que sentirán los tronos guardados en un almacén, preguntándose si no es hoy día de estar ya ocupando su puesto para el fin para el que fueron creados. Imagino a las flores en sus huertos mirándose con extrañeza y preguntándose si vendrán a por ellas para perfumar y aliviar así el dolor de una madre viendo a su hijo sufrir. Los botes de productos de limpieza se sentiran extraños de que nadie les pida ayuda. Las palmas de domingo de Ramos permanecerán en sus bolsitas húmedas sabiendo que todavía no es el día, pero que algo pasa cuando aún no han visto la luz fuera de la caja de cartón. El incienso está acostumbrado a hacer su trabajo durante todo el año, pero sabe que estos días tendrán que hacer horas extraordinarias, hombro con hombro, con el carbón. Pero notan que algo pasa y el ambiente no es el mismo. La cera, acostumbrada a compartir su luz con la de la ciudad, aún duerme en la oscuridad de un baúl sin saber por qué. Habrá túnicas colgadas de una percha esperando el momento, pero seguramente otras metidas en bolsas les harán ver la triste realidad, este año no tendran que volver a la tintorería. Los bordados y la orfebrería, acostumbrados por estos días a mezclarse y jugar en el parque de la belleza, se sentirán tristes de que nadie los acaricie y los vistan de domingo de Ramos. Este año las palomas no sabrán donde posarse, el romero se quedara en la tierra, las calles y los barrios huérfanos. El azahar perfumará una primavera que no será La Primavera. Que triste todo, me decía ayer un amigo, y lo es. Pero si en algo creemos realmente los cristianos, es en el verdadero motivo de nuestra fe, la Resurrección de Cristo. Y ésa llegará. Dentro de una semana volveremos a celebrar la vigilia pascual de la resurrección y pondremos de nuevo el cronómetro a cero. Y empezará esa cuenta atrás con la ilusión de que los botes de limpieza hagan su trabajo, las palmas respiren fuera de su confinamiento, los bordados y la plata se saluden. Las flores se vestirán con su mejor perfume y el incienso avise que ya si, un año más, será Viernes de Dolores...
Fotografias propiedad de las hermandades de Dolores del Puente y Dolores de San Juan